El
Tao del Té
I.
¡Oh Misterios del Té!
Infusión
y Coloratura
de Contratenor
Rodelinda y Jerjes
La tenacidad del barroco
Exhalación y vapores
Sonata de Cobres
Temperamento
De Citrinos y Topacios
De los Maharajás
Los verdes párpados
de las leyendas
del despertar de los dragones
Darjeeling, Dagapur o Ceilán
Los dedos femeninos de la adoración
Orange Pekoe, cidros y bergamotas
Leche, crema y azúcar
Po Cha y mantequilla de yak
Goykuro, Matcha, Sencha
La verde redondez de una taza
Los puros acordes de tus sinfonías
El licor azulado de los Mandarines
Lapsangs de Fujian
O los viejos Oolong torrificados
Tés Bou, verde, blanco y negro
de China y de Japón
Inclusive en Mesopotamia
en la selva del Paraná
El imposible glosario
De la totalidad…
II.
Oh
tú, suave como un bálsamo
Suave
como el aire, tierno…
Ven…
Abres la lata
Te ofrece el aroma de la sonrisa
Sabes ahora
Que la mañana tendrá un nuevo resplandor
Ese gesto afable te sigue
Viertes el agua límpida
Sobre un fuego
Dorado o azul
Poco importa,
Lo que cuenta
Es el hogar
En la tetera de porcelana
Dispersas una cucharada
Una para ti y otra para ella
Y un poco más… nunca se sabe…
Con un breve hilo de agua casi tibia
Despiertas y desperezas
Las astillas retorcidas
Cuando el agua está lista
Lo suficiente como para murmurar
Pero no mucho… para no dañarlo
La viertes entonces desde lo alto
Para que comience la danza
El baile de los iniciados
Tu filtro místico
Solo está por comenzar
Pero necesario es que se repose
Durante una amable canción
Aun así, experimentas
un poco de ansiedad
esos gestos que repites
el incansable rito de lo cotidiano
te parece hoy
como cada mañana
un poco inusual
Levantas la tapa
como quien
va a descubrir
un nuevo continente
Está allí, oscuro y claro
Profundo y etéreo
El oxímoron del té
Allí redora sus estaciones
Tú las ves brotar
y pasar del recipiente
a la taza ávida
Un remolino
y luego, salpicaduras
sobre el cándido mantel
Hipnosis
color
y aroma
de la perfección
Con un mero trago
Tu corazón se abrasa
Tu ojo se libera de los velos
Y ríe tu espíritu
Sabes que hay una poción
en esa taza
y el amor
y tantas otras cosas
que riman con el té…
III.
En una taza de té
está la risa de los niños
frente a los tintes
de un arte que nadie puede comprender
De una taza de té
se desprende la nube
naranja de tus recuerdos
Con sus labios de té
te dice buen día
cada día
el bien-amado
Sobre una taza de té
templas tus dedos
los días del invierno
Cubres la tetera
para preservar
el pudor de tu corazón
¿Quieres ver desvanecerse la tristeza?
Entonces
sopla sobre la veleta
y agrega a tu té
un clavo de olor y una rama de canela
El desayuno es ante todo
compartir
Un té y un brioche
de masa hilante
Un solo niño te prefiere
Y sabes
que una fidelidad sagrada
ha nacido
En las costas del té
los niños hablan
incontestables
una lengua verdadera
A los pies del samovar
la Zarina
tenía una taza de ámbar
Para beber ese té
Que sellaba sus dulces secretos
¿Te sorprende? No es por mera casualidad
Que tu té teje rimas
De feminidad y de humanidad
Acerca, acércame ese té!
IV.
A los obreros del té…
Los hombres del té
Brasean chispeantes silencios
Entre hoja y hoja
Bajo el cuidado de sus fuegos.
Las mujeres del té
Enhebran el rocío
En un collar de suspiros
Para acordarle su justa serenidad.
Esta infusión de alto color
De hojas enrolladas y secadas
Sería tan solo un cúmulo de acritud
Si no pusieras allí tus sueños y tu bondad.
Es bien de ti, de tus latidos cotidianos
Que el té adquiere
Su sublime calidad.
Solo, tus ojos han preservado
El resplandor de sus hojas
Antes de ser segadas
Tú, tú ves ese mundo desconocido
deducido de sus íntimas confesiones.
En el fondo de mi taza
De licor solar
Te celo
(sin estar casad…)
Pues te codeas de cerca
con las alturas perfectas
de la bebida del cielo.
¿Dónde obtendrás tú, tu recompensa?
¿Quién sabrá bastante agradecerte?
Me inclino frente a ustedes
Obreros
Nobles señores
Del imperio jornalero del fénix del té.
2016, Carlos Alvarado-Larroucau
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