Poemas de Amor a Ishtar, de Bayati (poeta irakí).

Poemas de Amor a Ishtar

De Abd-al Wahhab al-Bayati, poeta irakí, nacido en Bagdad, 1926.
De su libro Escrito en el barro, (c)1970, Traducción y prólogo de Federico Arbós, Madrid, Ediciones Hiperión, col. “poesía Hiperion”. p. 23-25.

I

Vierte el ciprés en la noche lágrimas de amante,
al relámpago abre su pecho:
A sus pies, cubierto el rostro de nieve silvestre,
se prosterna el augur de las estaciones
desnudo y aterido
y araña la tierra y la desnuda
y muere,
dejando una gota de luz entre sus pequeños pechos,
en su vientre un temblor de volcán que despierta.
Allí donde germinan las semillas
ofreciendo el calor de los abismos
como leche materna
y las raíces se propagan
para devolver la sangre a los veneros,
el agua del río al inmenso mar,
las mariposas al prado florido.
¿Cuándo volverá Ishtar a nuestra casa,
escoltada por la luz y los pájaros?

II

Me nacieron alas
mientras de destierro en destierro llevaba
el dolor de las noches lluviosas,
flores de cementerio,
amuletos de monarcas hechiceros:
Como el agua del río bajo los puentes del mundo
cargado de odio, alcancé a ciegas las riberas sombrías
y desgarrándome el cuerpo te llamé en nombre de la palabra.
Buscando tu pequeño rostro dulce
en tiempos de terror y asesinatos,
de magia y muerte de los dioses.
Te desée en mi última hora y al nacer de nuevo.
En las fiestas de muerte de los pobres
preguntaba por tí, suplicaba,
besaba los sepulcros de los santos
y el polvo del más ilustre enamorado.
Pero tras un millar de oraciones,
llovieron los cielos nieve y sangre
y mujeres fantasmales, ciegas muñecas de barro,
no vieron la aurora de mi alma
ni la noche de llanto en mi rostro.
¿Cuándo aparecerá Ishtar como la estrella del crepúsculo
y llegará hasta nosotros?
Igual que aquella tarde vino el rey del amor (1)
para recitar a los difuntos el Eclesiastés
y con mano piadosa cubrir mi rostro
y mi vida atormentada.

III

En el contraluz de la ventana
aleteó un pájaro cantando
y una rosa ardiente me ofreció como saludo,
brasa trémula que cayó en mis brazos
cuando envuelto en la soga de la horca dormía.
La rosa se hizo niña
y la niña hembra enamorada
que ansiaba la luna de nieve y el fulgor del rayo.


(1). Rey del Amor: Salomón

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