Reflexiones de Etel Adnan, escritora, filósofa, libanesa

Etel ADNAN

La moral, el amor y la violencia

La moral es una violencia. Una violencia invisible al comienzo. El amor es la violencia suprema oculta en la noche de nuestros átomos. Cuando un arroyo corre hacia el río, es el amor y es la violencia. Cuando una nube se pierde en el cielo, es un matrimonio. Cuando las raíces de un árbol hienden la resistencia de la roca, es el movimiento de la vida. Cuando el mar llega y se retira para recomenzar de nuevo, es el proceso de la historia. Cuando el hombre y la mujer se encuentran en el silencio de la noche es el comienzo del fin del poder de la tribu, y la muerte en sí misma se vuelve un desafío al dominio del grupo. (De la nouvelle: Sitt Marie Rose)
  
La muerte no es plural

La muerte nunca es en plural. No exageremos su victoria. Esta última es suficientemente total. No le cantemos a esa victoria. No hay millones de muertos. Ocurre millones de veces que alguien muere. (De la nouvelle: Sitt Marie Rose)
  
El mundo árabe

Como esos agonizantes mantenidos a fuerza de transfusiones sanguíneas y de alimento, el mundo árabe está sobre una mesa de hospital, y sería necesario más bien retirar los aparatos, desenchufar la respiración artificial, y hacer escupir al enfermo no su pus, si no su malestar original, no la sangre coagulada en su garganta, si no sus palabras, la marea de sus palabras que esperan desde hace demasiado tiempo. (De la nouvelle: Sitt Marie Rose)
  
Los palestinos

[Los palestinos] representan la apertura. El mundo árabe es infinitamente grande en sus distancias e infinitamente pequeño en su visión. Está hecho de sectas y de sub-sectas, de guetos, de comunidades trabajadas por la envidia, enmohecidas, replegadas sobre ellas mismas como gusanos. Hay que orear ese mundo, hacer volar sus entumecimientos. La errancia del palestino, por una vez en la historia del Medio Oriente, no es la del nómade que lleva siempre en sí su tribu, si no la del hombre solo, desarraigado, perseguido, contemporánea de la migración de los pueblos.  (De la nouvelle: Sitt Marie Rose)
  
Opresión, traición, represión

[Habría que] denunciar los círculos concéntricos de la opresión y entregarse a la tarea de vencerlos.
En el centro está el individuo acotado por el círculo de la familia. Luego viene el círculo del Estado, luego los de los “Países […] hermanos”, seguido del Enemigo, las superpotencias, y así repetidamente… Esos círculos de opresión son, inevitablemente, círculos de traición. En sus espacio interior, todas las fuerzas vivas son aplastadas, aniquiladas en dolores siempre reinventados y la aparente confusión es mantenida por un orden mortal.
El poder es siempre obsceno. Solo al apaciguar la sensibilidad el cerebro humano alcanza el poder y se mantiene allí; y todo poder en definitiva termina por expresarse en la pena de muerte. […]
Los círculos de opresión se vuelven también círculos de represión. (De la nouvelle: Sitt Marie Rose)
  
La aventura política, la aventura poética y la mujer

La verdadera aventura política no existe porque está en oposición a la opresión. […]
La aventura política que ellos ignoran es semejante a la aventura poética. Che Guevara, y Badr Chaker el Sayyab, poeta iraquí, tienen eso en común que no pueden ni el uno ni el otro hacer escuela. Es siempre la etapa siguiente, la del poema o la de la marcha en la jungla, la que los determina. Nuestros dirigentes, viven sentados. Y cuando llegan al poder secretan una especie de piel alrededor de sus asientos hasta el momento en el que son, silla y cuerpo, inseparables. En una sociedad donde la única libertad – ¡y eso cuando ella existe!- está limitada a la elección entre diferentes marcas de autos, ¿puede la noción de justicia existir, y el genocidio no se vuelve una consecuencia ineluctable?
Entonces, cuando la imposible mutación tiene lugar, cuando por ejemplo [una mujer] sale del curso ordinario de las cosas, el cuerpo social, alarmado, libera sus anticuerpos en un mecanismo ciego y automático para reabsorber, matar y digerir la célula en la que el querer vivir de la libertad llegó a manifestarse.

Toda acción femenina inclusive benéfica y aparentemente no politizada es considerada como una rebelión en un mundo en donde la mujer se encuentra sometida desde hace siglos. (De la nouvelle: Sitt Marie Rose)

¿Cuándo los hombres no tengan ya más poder sobre las mujeres, sobre quién lo ejercerán? (Del poemario: A deux heures de l’après midi).

Pensamiento y escritura

La filosofía es un no saber:
el pensamiento se deleita
midiendo sus fronteras

(Del poemario: A deux heures de l’après midi).

La escritura resulta de un diálogo
con el tiempo: ella es fabricación
de un espejo en el cual el pensamiento
se despoja y no se reconoce ya.

(Del poemario: A deux heures de l’après midi).

La misericordia y la empatía

La misericordia divina, ya afirmada por el primer versículo del Corán, sólo puede expresarse a través de la misericordia humana.

El verdadero Cristo existe sólo cuando alguien se levanta y toma la defensa del extranjero aun en contra de su propio hermano.

¿Cómo quieren ustedes juzgar una ruta que ustedes no han trazado ni recorrido? ¿Cómo saben ustedes que las rutas del desierto conducen con menos eficacia a lo divino que aquellas de vuestras ciudades?

(De la nouvelle: Sitt Marie Rose)

Extractos de: Etel Adnan, Sitt Marie Rose, Paris, Editions des femmes, 1977. Beirut, Ed. Tamyras, 2010.
Etel Adnan, A deux heures de l'après-midi, Tunez, Tawbad, 2010
TRADUCCION: (c) Carlos Alvarado-Larroucau, 2012.

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