Entre tu puerta y la mía, de Carlos Alvarado-Larroucau


Entre tu puerta y la mía
se detuvo un faraón alado
para susurrar tu nombre
por el ojo de las llaves.

Tu talismán
de vocales imperiales
fue dicho
y entró el mar invadiendo
el delta de mis ríos.

Dorada lengua de miel
el río Tirgua se abrió paso
entre los cerros de mi ventana
dos horizontes unidos
en el desconcierto

Lo que el hombre alado dice
no puede ser comprendido
pero el sabio del cuerpo no acusa recibo
del modo interrogativo

Tu nombre está echando raíces
en terreno indebido y no me queda
que regarlo porque intuyo
floraciones infinitas…

la perfección de tu nombre
lo estremece todo
el hombre alado
me enseña a aceptar
el cosmos incuestionable.

©2020, Carlos ALVARADO-LARROUCAU

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