El Tao del Té, traducción del francés (Poema de Carlos Alvarado-Larroucau)

 

El Tao del Té



 

I.

 

¡Oh Misterios del Té!

Infusión

 y Coloratura

de Contratenor

 

Rodelinda y Jerjes

La tenacidad del barroco

Exhalación y vapores

 

Sonata de Cobres

Temperamento

De Citrinos y Topacios

De los Maharajás

 

Los verdes párpados

de las leyendas

del despertar de los dragones

 

Darjeeling, Dagapur o Ceilán

Los dedos femeninos de la adoración

 

Orange Pekoe, cidros y bergamotas

Leche, crema y azúcar

Po Cha y mantequilla de yak

Goykuro, Matcha, Sencha

La verde redondez de una taza

Los puros acordes de tus sinfonías

 

El licor azulado de los Mandarines

Lapsangs de Fujian

O los viejos Oolong torrificados

 

Tés Bou, verde, blanco y negro

de China y de Japón

 

Inclusive en Mesopotamia

en la selva del Paraná

 

El imposible glosario

De la totalidad…

 

II.

 

 

Oh tú, suave como un bálsamo

Suave como el aire, tierno…

Ven…

 

Abres la lata

Te ofrece el aroma de la sonrisa

Sabes ahora

Que la mañana tendrá un nuevo resplandor

Ese gesto afable te sigue

 

Viertes el agua límpida

Sobre un fuego

Dorado o azul

Poco importa,

Lo que cuenta

Es el hogar

 

En la tetera de porcelana

Dispersas una cucharada

Una para ti y otra para ella

Y un poco más… nunca se sabe…

 

Con un breve hilo de agua casi tibia

Despiertas y desperezas

Las astillas retorcidas

 

Cuando el agua está lista

Lo suficiente como para murmurar

Pero no mucho… para no dañarlo

La viertes entonces desde lo alto

Para que comience la danza

El baile de los iniciados

 

Tu filtro místico

Solo está por comenzar

Pero necesario es que se repose

Durante una amable canción

 

Aun así, experimentas

un poco de ansiedad

esos gestos que repites

el incansable rito de lo cotidiano

te parece hoy

como cada mañana

un poco inusual

 

Levantas la tapa

como quien

va a descubrir

un nuevo continente

 

Está allí, oscuro y claro

Profundo y etéreo

El oxímoron del té

Allí redora sus estaciones

 

Tú las ves brotar

y pasar del recipiente

a la taza ávida

Un remolino

y luego, salpicaduras

sobre el cándido mantel

 

Hipnosis

color

y aroma

de la perfección

 

Con un mero trago

Tu corazón se abrasa

Tu ojo se libera de los velos

Y ríe tu espíritu

 

Sabes que hay una poción

en esa taza

y el amor

y tantas otras cosas

que riman con el té…

 

III.

 

En una taza de té

está la risa de los niños

frente a los tintes

de un arte que nadie puede comprender

 

De una taza de té

se desprende la nube

naranja de tus recuerdos

 

Con sus labios de té

te dice buen día

cada día

el bien-amado

 

Sobre una taza de té

templas tus dedos

los días del invierno

 

Cubres la tetera

para preservar

el pudor de tu corazón

 

¿Quieres ver desvanecerse la tristeza?

Entonces

sopla sobre la veleta

y agrega a tu té

un clavo de olor y una rama de canela

 

El desayuno es ante todo

compartir

Un té y un brioche

de masa hilante

 

Un solo niño te prefiere

Y sabes

que una fidelidad sagrada

ha nacido

 

En las costas del té

los niños hablan

incontestables

una lengua verdadera

 

A los pies del samovar

la Zarina

tenía una taza de ámbar

Para beber ese té

Que sellaba sus dulces secretos

 

¿Te sorprende? No es por mera casualidad

Que tu té teje rimas

De feminidad y de humanidad

 

Acerca, acércame ese té!

 

IV.

 

            A los obreros del té…

 

Los hombres del té

Brasean chispeantes silencios

Entre hoja y hoja

Bajo el cuidado de sus fuegos.

 

Las mujeres del té

Enhebran el rocío

En un collar de suspiros

Para acordarle su justa serenidad.

 

Esta infusión de alto color

De hojas enrolladas y secadas

Sería tan solo un cúmulo de acritud

Si no pusieras allí tus sueños y tu bondad.

 

Es bien de ti, de tus latidos cotidianos

Que el té adquiere

Su sublime calidad.

 

Solo, tus ojos han preservado

El resplandor de sus hojas

Antes de ser segadas

Tú, tú ves ese mundo desconocido

deducido de sus íntimas confesiones.

 

En el fondo de mi taza

De licor solar

Te celo

(sin estar casad…)

Pues te codeas de cerca

con las alturas perfectas

de la bebida del cielo.

¿Dónde obtendrás tú, tu recompensa?

¿Quién sabrá bastante agradecerte?

 

Me inclino frente a ustedes

Obreros

Nobles señores

Del imperio jornalero del fénix del té.

 

2016, Carlos Alvarado-Larroucau

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